martes, 28 de noviembre de 2023

viernes, 13 de octubre de 2023

Ver a Dios

El famoso descubridor del pararrayos, Benjamín Franklin, se veía en sus horas libres rodeado continuamente de gente joven.
Un día cuando daba un  paseo se le acercó una jovencita.
Atentamente escuchaba al digno anciano que le iba hablando del ilimitado poder de Dios y de su inmensa bondad.
La muchacha le interrumpió de repente y le dijo:
- Pero, señor, tu que eres tan sabio, dime: ¿Dónde habita propiamente Dios?. Yo quisiera verlo.
Franklin contestó riendo:
- Jovencita, mira hacia el sol.
La muchacha levantó los ojos hacia lo alto, pero enseguida se los tapó con las manos, y exclamó:
- No puedo!, el sol me deslumbra.
Y el anciano sabio respondió:
- Mira, quieres ver a Dios y no puedes siquiera mirar el sol que es sólo una de sus obras. A Dios lo vemos de otra forma. Lo vemos con los ojos del alma. Procura ser cada día mejor. Si lo haces, en tu corazón se reflejará su presencia. Así se ve a Dios.

Perla 329




 

domingo, 4 de febrero de 2018

La despedida

Si toda la vida es un camino,
Y si toda la vida es una búsqueda,
acéptalo, aunque te duela:
Toda la vida es una despedida



 Sólo aprendiste a vivir,

Cuando aprendiste a despedirte!
Y no habrás aprendido
A caminar en libertad,
Buscando lo no alcanzado,
Mientras no te hayas despedido
De lo andado y lo logrado.


Despídete :

De los padres
Que ya no necesitas,
Y cuida de ti mismo
haciéndote responsable de tu vida.



Despídete:

De los hijos
Que ya no te necesitan,
Y déjalos ser libres.



Despídete:

De lo bueno que viviste,
Sin apegarte al tiempo que pasó,
Por temor del presente
Y el futuro.



Despídete: del mal que cometiste,

Sin atarte con culpas y reproches;
perdonándote a ti mismo.



Despídete: de las ofensas que te hirieron,

Sin esclavizarte en la prisión
Del rencor y la amargura.



Despídete: de los que, muriéndose, partieron,

Para que dejes de esperar su regreso,
Y camines tu camino en la esperanza,
De encontrarte tú con ellos...



Despídete. Deja correr el río de la vida,

llevándose las aguas que estás viendo,
Para que tengan lugar ante tus ojos
Las aguas que no viste todavía,
Y ya están viniendo...

jueves, 11 de enero de 2018

Bendición Celta

Que la vida y el camino salgan a tu encuentro,
que el viento siempre esté detrás de ti,
y que Dios te sostenga suavemente
en la palma de su mano.

Recuerda olvidar siempre
las cosas que te entristecieron,
pero nunca olvides recordar
aquellas que te alegraron.

Recuerda siempre olvidar
a los amigos que te resultaron falsos,
pero nunca olvides recordar
aquellos que permanecieron fieles.

Recuerda siempre olvidar
los problemas que ya pasaron,
pero nunca olvides recordar
las bendiciones de cada día.

Que el día más triste de tu futuro no sea peor
que el día más feliz de tu pasado.

Que tengas palabras cálidas
en un anochecer frío,
una luna llena en una noche oscura, 
y que el camino siempre
se abra a tu puerta.

Que el Señor te guarde en su mano
y no apriete mucho su puño.
Que los problemas te abandonen, 
y los Ángeles te protejan.

Que tus bolsillos estén pesados,
y tu corazón ligero,
y que la buena suerte te persiga.

Que cada día y cada noche 
tengas muros contra el viento,
un fuego y un techo para la lluvia,
risas para consolarte,
aquellos a quienes amas, cerca de ti,  
y todo lo que tu corazón desea.

Que Dios este contigo y te bendiga,
que el infortunio te sea breve,
y que no conozcas nada más 
que la felicidad.

Desde este día en adelante
que Dios te conceda muchos años de vida,
de seguro El sabe que la Tierra
no tiene suficientes Ángeles.

jueves, 4 de enero de 2018

Perla 324


MARÍA, SÉ TÚ NUESTRO CAMINO
PORQUE CONOCES LA SENDA
QUE LLEVA A CRISTO


jueves, 21 de diciembre de 2017

El cielo de Taiki

Después de una gran tormenta y un ensordecedor trueno, Taikí, sin saber porqué, había quedado sin cielo.
Un gran agujero oscuro cubría la ciudad.
La noticia recorrió el mundo.
muchos fueron a ver aquel extraño suceso.
Como no había cielo, el sol daba un rodeo para no pasar por allí.
No había nubes, ni pájaros; la luna y las estrellas no se podían ver desde Taikí.
Sus habitantes estaban muy tristes y nadie sabía que hacer para recuperarlo.
Hasta que un día volvió la esperanza a todos.
Una estrella de color amarillo empezó a brillar. 
La acogieron con tanto entusiasmo que la llamaron Esperanza.
Al día siguiente apareció otra estrellita y a esta la llamaron Alegría.
Poco a poco aquel agujero fue llenándose de más y más estrellas.
Nadie sabía porqué aparecían las estrellas, pero pronto descubrieron que, cada vez que alguien hacía una buena acción, surgía una nueva estrella.
Así encontraron la forma de recuperar su cielo perdido 
y desde ese momento todos se dedicaron a hacer cosas buenas los unos a los otros.
Cuando dos personas hacían las paces, aparecía una estrella.
Cuando un niño ayudaba a poner la mesa, nacía otra estrella.
Cuando un vecino compartía lo que tenía con otros, otra más aparecía.
El agujero oscuro poco a poco se fue llenando de brillantes estrellas. 
Taikí estrenaba un nuevo cielo y las nubes y los pájaros volvieron a cruzarlo.
El sol volvió a lucir en lo alto.
Toda la ciudad se vistió de fiesta y celebraron con alegría el acontecimiento.
El mundo entero supo la buena noticia 
y Taikí dejó de ser conocida como la ciudad sin cielo,
para ser conocida ahora como la ciudad que tenía el Cielo en la Tierra.


jueves, 14 de diciembre de 2017

Perla 322

SER LUZ, ALUMBRAR,
ES LO IMPORTANTE.
EN PRIMER O ÚLTIMO PLANO
¿QUÉ IMPORTA?

viernes, 1 de diciembre de 2017

El televisor

El profesor les propuso a los alumnos hacer una redacción en la que explicasen en qué les gustaría convertirse y porqué.
Casi todos escogieron ser personajes de ficción, superhéroes o animales poderosos, también policías, bomberos o futbolistas.
Pero el más sorprendente fue un chabalito de nueve años que quería ser un televisor.
El texto del alumno comenzaba así:
"Si pudiera transformarme, como por arte de magia, elegiría ser un televisor, así ocuparía un lugar especial en casa, 
mis padres me mirarían más,
me cuidarían mejor y
me escucharían con más atención.
Reuniría en torno a mí a todos los miembros de la familia,
todos callarían cuando yo hablase,
todos escucharían mis palabras,
y mi padre estaría atento a lo que cuento, aunque llegase agotado del trabajo.
Desearía que mi madre dejase lo que tiene entre manos,
que siempre es mucho, para dedicarme su tiempo sin prisas, relajadamente.
Desearía que no me mandasen a la cama a medio juego, 
lo mismo que ellos no se van a media película.
Y que mis hermanos se peleasen por estar a mi lado.
Me gustaría poder divertirlos a todos".
El profesor reflexionó sobre las veces que la tele se ha convertido en "el niño mimado". En torno a él se realiza la vida, se cambian horarios....
Cuando este "hijo" está en marcha, todo pasa a un segundo plano.
Se suele usar   también como "morfina", cuando vienen a casa amigos o familiares.
Recordó también el profesor su infancia, en ella no tenía más televisión que los libros para leer, la imaginación para soñar, y el cariño de los padres y los hermanos para conversar.
Todo ahora le pareció mas pobre, todo masticado, con más dificultades para inventar y soñar.
Los padres, pensó, a veces pierden el tiempo con cosas que no aportan nada, descuidando lo importante.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Perla 320

NO TE MUEVAS 
A TODOS LOS VIENTOS


NI VAYAS 
POR CUALQUIER SENDA

jueves, 16 de noviembre de 2017

Perla 319


DIOS NOS DA 
LA VIDA PARA BUSCARLE


Y LA MUERTE 
PARA ENCONTRARLE

jueves, 9 de noviembre de 2017

Muerte de poeta



Murió en mitad de un verso,
cantándole, floreciéndole,
y quedó el verso abierto,
disponible para la eternidad,
mecido por la brisa,
la brizna que jamás concluye.

Verso sin terminar.
Poeta eterno.

   

Quién se muriera así,
al aire de una sílaba.

Y al conocer esa muerte de poeta
recordé otra de mis oraciones:
"Quiero vivir, morir, siempre cantando,
y no quiero saber porqué, ni cuando".

Sí, en el seno del verso, 
que le concluya y me concluya Dios.

jueves, 2 de noviembre de 2017

viernes, 27 de octubre de 2017

viernes, 20 de octubre de 2017

La apuesta y el labriego


El mal tiempo refunfuñaba siempre y por todo, y además la soberbia que tenía era enorme. Se creía el mejor en todo y el más potente, y por tanto todo el mundo debía rendirle pleitesía.
Un día el sol, cansado de sus bravuconadas, le propuso algo para ver quién tenía más poder.
Se trataba de ver quién le hacía quitar, antes, la chaqueta a un humilde labriego que surcaba la tierra con dedicación.
El mal tiempo aceptó con el total convencimiento de que no tardaría mucho en lograr su objetivo.
Empezó mandando un fuerte viento sobre la zona, creyendo que al labriego se le saldría la chaqueta con un buen golpe se viento, y casi lo consigue, pero el labrador logró recuperarla cuando ya sólo la agarraba con una sola mano.
El mal tiempo, entonces, llamó a la lluvia, pero lo único que consiguió fue que el labriego se cubriera con su chaqueta hasta la cabeza.
El mal tiempo, entonces, hizo venir al granizo, al viento huracanado y hasta un pequeño terremoto, pero sólo consiguió que el hombre se aferrara más y más a su vieja chaqueta.
Le llegó al fin el turno al sol, éste salió poco a poco por encima de una loma y empezó a calentar aquellas tierras, de una manera débil al principio hasta que, pasado un tiempo, el calor era tan evidente que el labriego optó por quitar  su chaqueta, sin esfuerzo, como quien se deshace de un lastre inútil.
- Esta es la paradoja, susurró el buen sol al mal tiempo,
- Esta es la paradoja, que cuanto más bravucón y tozudo te muestres para conseguir que los demás hagan lo que tu quieras, menos lo vas a conseguir.

Y es que más se consigue por la miel, es decir, por la suavidad, y el respeto; 
que por la hiel, es decir, por el mandato y la intransigencia.

jueves, 12 de octubre de 2017

jueves, 28 de septiembre de 2017

La depresión




Una de las mujeres de aquel poblado se dirigió al brujo del lugar para pedirle por su marido.
El hombre estaba pasando por una depresión y ella sabía que necesitaba ayuda.
El brujo, después de conocer la situación, le dijo a la mujer que, para esa curación, necesitaba un pelo de bigote de león, y que ella sería quien debería ir a arrancárselo.
La mujer, a pesar del miedo que le producía la idea de enfrentarse al león, al final se armó de valor y salió a su encuentro.
El primer día, cuando le vio, se quedó un buen rato quietecita y a mucha distancia de donde estaba el león.
Las tardes siguientes volvió a hacer lo mismo, pero la distancia cada vez iba siendo más corta.
Llegó un día en que casi se podían tocar los dos, pero el león ni se inmutó; tan acostumbrado estaba ya a la presencia de ella.
Poco a poco la mujer llegó hasta a acariciar al león y a este parecía agradarle; una de esas veces la mujer le agarró un pelo del bigote y con fuerza se lo arranco de un tirón, lo que no pareció molestarle lo mas mínimo al león.
Y sin esperar más, corrió a presentarlo al brujo del poblado.
El, después de escuchar lo sucedido, tomo el pelo, lo arrojó al fuego y aseguró a la mujer:
- ¡Tú no necesitas ninguna medicina!, está en tus manos la curación de tu marido.
- ¿Qué más puedo hacer yo? replicó ella.
- Si quieres que tu marido se ponga bien y ya no tenga más depresión, haz con él
lo mismo que has hecho con el león.
Y el cariño, la cercanía, la confianza y el respeto curaron al marido de su melancolía.