Estábamos en el comedor de la casa de mi tía,
Mi primo vino corriendo y se llevó la mesa por delante, cayó al suelo llorando, se había dado un golpe fuerte y un pequeño chichón apareció en su frente.
Mi tía corrió al oír el golpe y mientras lo abrazaba le decía:
- Pobrecito! Mesa mala, mesa mala que te pegó. Toma! Toma!.
Y le daba palmadas al mueble, invitando a mi primo a que la imitase.
Yo pensaba cual era la enseñanza.....
La responsabilidad es tuya, primito, que eres un torpe, que tienes tres años y no miras por dónde vas.
La actitud de mi tía parecía dar a entender que la culpa siempre la tiene otro, tu no, es la mesa, la mesa mala la que tiene que dejar de estar en tu camino, para que tu no te golpees.
A mi entender sigo creyendo que mi tía no tenía razón.
Con el tiempo aprendí a apartarme de los mensajes del mundo....
Es mi responsabilidad alejarme de lo que me daña.
Soy responsable de lo que me pasa, en gran o pequeña medida.
Tendré que decidir qué hago con mis limitaciones y recursos, con todo lo que aprendí y lo que tengo.
Autonomía, decisión y coraje me pueden llevar a ser libre.
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