Un hombre murió.
Al darse cuenta vio que se acercaba su Ángel de la guarda con una maleta.
- ¿Qué traes en la maleta? le preguntó el hombre.
- Tus pertenencias. Le respondió. - ¿Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero?.
El Ángel le respondió:
- Eso nunca te perteneció, eran de la tierra.
- ¿Entonces, traes mis recuerdos?.
- Esos nunca te pertenecieron,
eran del tiempo.
- ¿Traes a mis amigos y familiares?.
- Lo siento, ellos nunca te pertenecieron,
eran del camino y del corazón.
- ¿Traes mi cuerpo?.
- Nunca te perteneció, ese era del polvo.
- Entonces... ¿traes mi alma?.
- No, esa es de Dios.
Entonces el hombre lleno de miedo
le quiso arrebatar la maleta.
El Ángel entonces le explicó
- Aquí esta todo lo que realmente
ha sido tuyo,
el amor o el odio que has dado,
tus decisiones,
el uso que has hecho de tu libertad,
los pensamientos que has permitido,
las obras que has realizado con los talentos que Dios te dio,
el uso que has hecho de los bienes que has conseguido,
la fe en la que te has apoyado.
En una palabra, tu espíritu interior y tu vida exterior.
Solo Dios puede abrirla
y El te darte lo que has merecido.