Caminaban tranquilas un grupo de ranas por el campo, cuando de pronto dos de ellas resbalaron y fueron a caer a un pozo muy profundo.
Las demás se acercaron para ver si las dos desgraciadas tenían posibilidades de salir con vida.
Miraron lo profundo del pozo y atónitas se decían:
- Pobres amigas, nunca podrán salir de ahí con vida. Más les vale que mueran cuanto antes.
Las dos infortunadas trataban de salir brincando y saltando como locas, pero era sumamente difícil.
Las de arriba, dándose cuenta de lo estéril que eran sus deseos de salir, les gritaban:
- ¡ No luchéis, dejaros morir, por lo menos acabaréis tranquilas. Lo que pretendéis es imposible !.
Una de ellas, convencida de la imposibilidad de verse libre se dejó morir sin más.
En cambio la otra luchaba con todas sus fuerzas para salir de aquel calvario. cuanto más le gritaban que desistiese, ella más saltaba, hasta que en uno de esos saltos logró salir del pozo.
Las demás quedaron estupefactas, y le preguntaban cómo pudo salir, y todo a pesar de escuchar una y mil veces que no había escapatoria para ella.
La otra cuando se recuperó les explicó que con el golpe se había quedado sorda y que al ver a las compañeras pensaba que la animaban sacudiendo manos y pies, entonces recobró el ánimo y la confianza, se armó de valor y lo consiguió.