martes, 25 de diciembre de 2012

El sueño de María

- Esta noche he tenido un sueño, José, que no he podido comprender, pero....
creo que se trataba del nacimiento de nuestro hijo.

Creo que sí, era a cerca de eso.
La gente estaba haciendo los preparativos con siete
semanas de antelación; decoraban las casas y compraban ropa nueva; salían de compras y adquirían bonitos regalos.
Era muy peculiar, José, ya que los regalos no eran para nuestro hijo; los envolvían con hermosos papeles y con preciosos lazos, y todo lo colocaban debajo de un árbol......., sí, un árbol José.
Dentro de las casas decoraban el árbol, las ramas las ramas las llenaban de esferas y de adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol, me pareció ver un ángel.
¡Qué verdaderamente hermoso era todo!.
La gente era feliz y estaba sonriente, todos estaban emocionados con los regalos y los intercambian unos con otros.
José....,¡no quedó ninguno para nuestro hijo!, sabes...., creo que ni siquiera lo conocen, pues nunca  pronunciaron su nombre.
¿No te parece extraño que la gente se meta en tantas cosas, para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen?.
Tuve la extraña sensación de que si nuestro hijo hubiera estado en la celebración, hubiera sido un intruso.
Todo era hermoso, todo el mundo feliz, pero yo sentí ganas de llorar.
¡Qué tristeza para Jesús no querer ser deseado en su propia fiesta de cumpleaños!.
Menos mal, José, menos mal que todo ha sido un sueño.
pero....qué tristeza si ese sueño fuera verdad algún día.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Perla 112

CUANTO MÁS TE ACERCAS 
A LOS GRANDES HOMBRES


MÁS CUENTA TE DAS
DE QUE SON PERSONAS

lunes, 10 de diciembre de 2012

Un sargento

Existen esas personas que con sus acciones no dudan en servir a los demás, aun ostentando una posición privilegiada, y por el contrario, otras que nunca sabrán servir porque se creen el ombligo del mundo.


Había llovido, el todoterreno se había metido un
barrizal y los soldados no veían la manera de sacarlo de allí.
Uno de los componentes del destacamento que acababa de llegar, al ver aquella situación, preguntó al sargento porqué no ayudaba a los soldados.
- ¿Por qué he de hacerlo?, yo soy el sargento y eso es cosa de soldados.
respondió con altanería.
Sin pérdida de tiempo, el recién llegado, alto y algo flacucho, se quitó la chaqueta y se unió a los soldados en la dura faena de sacar el vehículo del lodazal en que estaba sumergido.
Terminada la tarea, ese hombre se lavo las manos en el río, se puso la chaqueta de nuevo y se dirigió al sargento:
- Cuando usted necesite mi ayuda, le ruego, llámeme. Con mucho gusto le atenderé.
- ¿Y quién es usted?, preguntó entonces intrigado el sargento.
Seguidamente escuchó la respuesta:
- Abraham Lincoln, presidente de la nación.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Perla 110

NO TENEMOS UN ESPÍRITU
DE COBARDÍA
SINO DE FUERZA, DE AMOR 
Y DE DOMINIO PROPIO.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Yo pedí


Pedí fuerza

y Dios me dio dificultades para hacerme fuerte.

Pedí sabiduría

y me dio problemas para resolver.

Pedí prosperidad

y me dio cabeza y manos para trabajar.

Pedí coraje

y me dio obstáculos que superar.

Pedí amor

y me dio personas a las que ayudar.

Pedí favores

y me dio oportunidades.

Incluso, quizá, no recibí nada de lo que pedí,

pero seguro que recibí todo lo que precisaba.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Los clavos




Aquel joven quería cambiar su carácter irascible pero no sabía cómo.
Su padre le aconsejó:
- Cada vez que te enfades o te pelees vas a clavar uno de estos clavos en la cerca de madera de atrás de la casa.
La primera semana llegó a clavar treinta y siete clavos. Durante la semana siguiente aprendió a controlarse y el número fue disminuyendo día tras día, había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos.
Finalmente llegó el día en el que el joven ya no clavó ningún clavo más.
Entonces fue donde su padre y le dijo que lo había conseguido.
Su padre entonces le felicitó y además le pidió que fuera quitando un clavo de la cerca por cada día durante el cual no hubiera perdido la paciencia.
Los días pasaron y finalmente el joven pudo decirle a su padre que ya había quitado todos los clavos de la cerca.
El padre le condujo hacia ella y le dijo:
- Hijo mío, te has portado bien, pero mira cuantos agujeros hay, esta cerca ya no volverá a ser como antesCuando te pelees con alguien y le digas algo desagradable le dejas una herida. Poco importa cuantas veces te excuses, la herida verbal hace tanto daño como la física. Cuida siempre tus palabras y tus reacciones ante los demás.

viernes, 26 de octubre de 2012

El moribundo

El sacerdote fue llamado para asistir a aquel moribundo.
Cuando llegó a la habitación encontró al hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas, había una silla junto a la puerta y otra al lado de su cama, por lo que asumió que el enfermo sabía que vendría a verlo.
- Supongo que me estaba usted esperando, dijo después de saludarle.
- No. ¿Quién es usted?. Preguntó el anciano.
- Soy el sacerdote que su hija llamó para que rezase con usted un rato. Cuando vi la silla vacía al lado de su cama, supuse que usted sabía que venía a verlo.
- ¡Oh, sí!, la silla.Nunca le he dicho esto a nadie, pero... al ser usted sacerdote le diré con franqueza. Hace mucho tiempo abandoné la oración, pero en cierta ocasión conversando con uno de mis mejores amigos me dijo que esto de rezar era sencillamente tener una conversación con Jesús. Pensé en hacerlo yo así también y desde entonces me siento frente a esa silla y miro con fe a Jesús sentado delate de mí; yo le hablo y le escucho. No es algo alocado el hacerlo, pues El mismo dijo que estaría siempre con nosotros; pero, le diré una cosa, tengo mucho cuidado de que no venga mi hija; pues si ella me viera, seguramente que me internaría.
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto.Le dijo al enfermo que era muy bueno eso que había estado haciendo y que no lo dejara nunca.
Le bendijo, luego hizo una oración con él, y antes de marcharse le extendió los santos óleos.
Días después la hija llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido.
-¿Murió en paz?, preguntó él.
- Sí, completamente, (contestó ella), me llamó y fui a verlo, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso, después tuve que salir de casa y cuando regresé ya lo encontré muerto. Pero hay especial que le quiero comentar; justo antes  de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y reclinó la cabeza en ella y así lo encontré. ¿Qué cree usted que puede significar esto?.
El sacerdote embargado de emoción sólo pudo afirmar:
- Ojala que todos pudiéramos irnos de esa manera.

domingo, 21 de octubre de 2012

Perla 105



¿TU VERDAD?
NO, 
LA VERDAD.
Y  VAMOS 
A BUSCARLA JUNTOS.
LA TUYA, GUÁRDATELA.



martes, 16 de octubre de 2012

sábado, 6 de octubre de 2012

Perla103

UNA SONRISA

DURA UN INSTANTE,

PERO A VECES

SU RECUERDO

PERDURA

TODA LA VIDA

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Agua hirviendo

Estaba cansada de luchar, parecía que cuando solucionaba un problema, aparecían otros.
Su padre, un chef de profesión, cuando supo de sus problemas, la llevó a su lugar de trabajo  allí la invitó a llenar tres ollas con agua y las puso al fuego. 
Pronto el agua estaba hirviendo. En una olla colocó zanahorias, en otra los huevos y en la última puso unos granos de café y lo dejó hervir todo.
A los veinte minutos apagó el fuego, sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente, luego sacó los huevos y los colocó en otro, y finalmente en una taza puso el café.
- ¿Querida, qué ves?. Le preguntó.
- Zanahorias, huevos y café, fue su respuesta.
Le pidió entonces que tocase las zanahorias y ella notó que estaban más blandas. Le pidió  también que tomara el huevo y lo abriera, y así lo hizo; y por último la invitó a tomar el aromático café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico sabor.
- ¿Qué significa esto, papá?.
El padre la hizo acercarse para poder entender cómo ante el agua hirviendo los tres alimentos habían experimentado diferente reacción. Así ante la misma adversidad se puede también reaccionar de distinta manera en la vida.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura, pero después de pasar por el agua se había vuelto débil, fácil de deshacer. 
El huevo llegó al agua frágil, su fina cáscara protegía su interior líquido, pero después ese interior se había endurecido totalmente.
Los granos de café, sin embargo, eran únicos, especiales, ellos después del agua hirviendo, habían podido cambiarse así mismos y además habían cambiado al agua fundiéndose en su nuevo medio y dándole sabor.
- ¿Cuál eres tú?. Preguntó a su hija. Cuando los problemas llaman a tu puerta,
¿Cómo respondes?.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Perla 101

EL OPTIMISTA ENCUENTRA
RESPUESTA A LOS PROBLEMAS


EL PESIMISTA VE UN PROBLEMA
EN CADA RESPUESTA

domingo, 16 de septiembre de 2012

martes, 11 de septiembre de 2012

Todos- ninguno


Había algo que hacer
y todos estaban seguros
de que alguien lo haría.

Podía haberlo hecho cualquiera
pero nadie lo hizo.

Entonces alguien se enfadó
porque el trabajo
todo el mundo lo podía hacer,
pero todo el mundo pensó
que cualquiera lo haría.

Nadie suponía
que ninguno lo hiciera.

Al final todo el mundo
echó la culpa alguien
porque nadie hacía
lo que cualquiera
pudiera haber hecho.

La historia de siempre.

lunes, 27 de agosto de 2012

La mariposa


Un hombre encontró el capullo de una mariposa, 

se sentó y observó cómo la mariposa luchaba 
para poder salir de ese capullo que la tenía 
oprimida.



Observaba las dificultades que tenía, y cómo se esforzaba tratando de que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujerito.


El hombre sufría al verla y decidió, en su bondad, ayudarla; para ello tomó una tijera y cortó el resto del capullo.
La mariposa salió entonces fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas.
El esperó que las alas se agrandasen y que el cuerpo se llegase a contraer, pero nada de eso ocurrió, la mariposa nunca fue capaz de volar.
Aquel hombre no comprendió, a pesar de su gentileza, que el obstáculo del capullo y el esfuerzo de la mariposa es el modo que tiene la naturaleza para fortalecer la
condición de volar de las mariposas.
Algo parecido sucede a veces en las personas, 
nos empeñamos en quitar todo esfuerzo y sufrimiento, sin pensar que son necesarios 
para fortalecernos, para volar, 
para no volvernos inválidos.

viernes, 17 de agosto de 2012

Lo merecido

   
Era una dama muy rica, había vivido siempre de una manera opulenta, pero la generosidad no era una de sus virtudes, más bien era conocida como una señora
bastante tacaña.
Como vivía sola tenía a su servicio una criada y un chófer siempre fieles y cumplidores en su respectivos trabajos.
El chófer era ya mayor y un día murió y subió al cielo.
Poco tiempo después murió la señora y también subió al cielo. San Pedro la recibió y marchó con ella para mostrarle su nuevo hospedaje.
El, según iban caminando, le mostró una hermosa vivienda y le dijo:
- Mire, esta es la mansión de su chófer.
- ¡Caramba!, exclamó ella, y pensó para sí:
"Si esta es la casa de mi chófer, cómo será la mía".
- Esta es la suya, le indicó San Pedro, mostrándole una choza elaborada con unas cuantas ramas de árbol.
- Imposible. ¡Yo no puedo vivir aquí!,replicó la anciana.
A lo que San Pedro repuso:
- Lo siento, señora, pero es todo lo que  hemos podido ir haciendo con los materiales que usted nos ha ido enviando.


martes, 7 de agosto de 2012

Inténtalo


"Es imposible", dijo el orgullo;
"Es arriesgado", dijo la experiencia;
"No tiene sentido", dijo la razón;

"Inténtalo", susurro el corazón.

miércoles, 18 de julio de 2012

La subasta

Entre las cosas que se vendían, en aquella subasta, había un viejo violín.
El subastador abrió el estuche y lo mostró tal como estaba, cubierto de polvo.
Al exhibirlo dijo:
- Este violín tiene un precio base de 100 Euros. ¿Quién da 100 Euros por el violín?.
Nadie lo quería. Sin embargo, para no paralizar la venta alguien dijo:
- Yo lo doy.
El subastador con su forma característica comenzó a contar:
- 100 Euros a la una, 100 Euros a las dos, no hay quien de más, 100 Euros a las....
ya estaba por dejar caer el martillo en el numero tres, cuando de repente se levantó alguien de la sala, se abrió paso entre la gente, llegó hasta donde estaba el viejo violín y lo sacó del estuche. 
Con su pañuelo le limpió el polvo, le afinó las cuerdas, luego puso el instrumento en su hombro y al acariciar las cuerdas con el arco empezaron a salir, del viejo violín, notas y tonalidades dulces y bellas que conmovieron profundamente a toda la concurrencia.
Al terminar su pieza musical, el artista entregó el instrumento al subastador y sin decir nada bajó de la tarima y regresó a su asiento.
El subastador levantó el viejo violín con un nudo en la garganta y dijo con voz solemne:
- Ahora, damas y caballeros ¿Cuánto dan por este viejo violín?.
Alguien rápidamente dijo:
- Yo doy mil Euros.
Otro dijo:
- Yo doy dos mil.
Un tercero:
- Yo tres mil.
Y aquel violín que a penas se podía vender en 100 Euros se vendió en cinco mil.
¿Qué fue lo que cambió el valor del viejo violín?.
Fue el contenido de melodías que había en su interior y los acordes en la mano del maestro.
No importa lo viejo o lo joven que uno sea o lo perdido que se ande en la vida,
lo importante es lo que hay dentro del corazón y la voluntad de sacarlo fuera.

viernes, 13 de julio de 2012

domingo, 8 de julio de 2012

Manitas


Manitas de los niños,
manitas pedigüeñas,
de los valles del mundo
sois dueñas.

Manitas de los niños
que al granado se tienden, 
por vosotros las frutas
se encienden.

Y los panales llenos
de su carga se ofenden.
¡Y los hombres que pasan
no entienden!.

Manitas blancas, hechas
como de suave harina,
la espiga por tocaros
se inclina.

Manitas extendidas,
piñón, caracolitos,
bendito quien os colme,
¡Bendito!.

Benditos los que oyendo
que parecéis un grito
os devuelvan al mundo;
¡Benditos!.

jueves, 28 de junio de 2012

Quiero paz

Quiero paz, pero no la tengo porque en el trabajo no paro de la mañana a la noche, los clientes a veces se ponen impertinentes y solo espero la hora de volver a casa, pero cuando por la noche regreso a casa, con ganas de descansar, mi hija pequeña, de año y medio no me deja ni ir al baño porque quiere jugar conmigo, no entiende que estoy cansado.
Mi mujer siempre tiene alguna cosa que pedirme, o me aturde con sus conversaciones de cómo ha pasado el día.
Mi padre también me molesta algunas veces y entre clientes, padre, hija y esposa me tienen loco.
Quiero paz, lo único bueno es el sueño, al cerrar los ojos siento un gran alivio de olvidarme de todo y de todos.
- Hola, vengo por ti.
- ¿Quién eres?. ¿Cómo entraste?.
- He sido enviado a buscarte y llevarte. Fueron escuchadas tus quejas y, tienes razón, es hora de descansar.
- Pero no es posible, para eso tendría que estar......
- ¡En pie!. Ya lo estás. Ya no te preocuparás más por ver a la misma tediosa gente, ni aguantar a tu esposa ni sus conversaciones, ni te molestará más tu niña, ni volverás a escuchar los consejos trasnochados de tu padre. 
- ¿Pero, que va ha pasar con todo?.
- No te preocupes. En tu empresa ya contrataron a otro para ocupar tu puesto, y por cierto, está muy feliz porque estaba en el paro. A tu esposa le fue dado un buen hombre que la quiere, respeta y admira por sus cualidades y, además, se preocupa por tu hija, y por muy cansado que llegue del trabajo, le dedica tiempo para jugar con ella y son muy felices.
- ¡No!, ¡No puedo estar muerto!.
- Lo siento, la decisión ya fue tomada.
- Pero...,eso significa que jamás volveré a besar la mejilla de mi niña, ni a decirle "te amo" a mi esposa, ni darle  un abrazo a mi padre. No, no quiero morir, quiero envejecer junto a mi mujer, no quiero morir todavía.
- Eso es lo que querías, paz, descansar, pues ahora ya tienes tu descanso y eterno. Duerme para siempre, en paz, en paz....
- ¡No!, ¡No quiero!, ¡No quiero!, ¡Por favor!, ¡No!, ¡No!.
- ¿Qué te pasa, cariño?, creo que tienes una pesadilla.
Dijo mi esposa despertándome.
- No, no fue una pesadilla, fue otra oportunidad para disfrutar de ti, de mi pequeña de todo lo que tengo. ¿Sabes?, estando muerto ya nada puedes hacer y estando vivo  puedes disfrutar todo. ¡Qué bello es vivir!.

lunes, 18 de junio de 2012

Cielo - infierno



Una persona, en cierta ocasión, pidió a Dios poder conocer el cielo y el infierno y Dios le permitió viajar hasta ellos. 
Lo que contempló en el infierno fue sorprendente:
Había un salón, con mesas llenas de toda clase de manjares, pero allí todos andaban angustiados porque estaban muertos de hambre, el sufrimiento era terrible y estaban desesperados. ¿Cómo podía ser aquello?.
Vio que cada uno tenía en sus manos unas cucharas con el mango muy largo del que nunca podían desprenderse cuando iban a comer, el mango era más largo que sus brazos y no podían llevar a la boca los alimentos, por eso la desespera-
ción de aquella gente era total.
Esa misma persona fue llevaba después al cielo, y cual sería su sorpresa cuando descubrió que en el cielo ocurría lo mismo que en el infierno, la estancia era
idéntica, también la amplia sala, los manjares exquisitos,las mismas cucharas con los mismos mangos larguísimos en las manos, pero....
en el cielo era todo alegría y sosiego, todos estaban felices y bien alimentados, se respiraba la felicidad.
¿Dónde estaba la diferencia?.
Pues, mientras en el infierno cada uno quería tomar de su propio alimento y comer de su propia cuchara sin conseguirlo, aquí en el cielo aprendieron a alimentarse mutuamente; allí no eran capaces de compartir, aquí en cambio cada uno piensa primero en el hermano y lo alimenta con su propia cuchara, estando así perfectamente alimentados, y gracias a esta generosidad gozaban de una fiesta constante.

miércoles, 13 de junio de 2012

viernes, 8 de junio de 2012

Liebre solidaria


La amargura tan absoluta de aquel hombre venía por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas, al parecer ya nadie le importaba a nadie.
Un día dando un paseo por el monte vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por si mismo.
Le impresionó tanto este hecho que regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.
Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía y la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales se dijo:
- No está todo perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de ese modo, mucho más lo haremos las personas.
Y decidió hacer la experiencia, se quedó en un rincón esperando que pasara alguien y le diera lo que necesitase, pero el tiempo transcurría y nadie se acercó en su ayuda.
Entonces se convenció completamente de que la humanidad no tenía el menor remedio; sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del avandono, y su corazón estaba desgastado.
Fue en ese momento cuando escucho una hermosa voz muy dentro de el que le dijo:
- Si quieres encontrar a tus semejantes y sentir que todo ha valido la pena,
si quieres seguir creyendo en la humanidad y ver a los otros como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre.

domingo, 3 de junio de 2012

Perla 89

  
                    A       
                       LA                   
                             PEREZA
LE                                           
   SIGUE
              LA                                               
               POBREZA
                      
                                                                                

martes, 29 de mayo de 2012

Las cerezas

                                                                                                                                                 
Bien de mañana marchaban el padre y el hijo por el camino, hacia la feria del pueblo vecino, montados en sus borricos.
El padre divisó una herradura  tirada en un lado del camino y le pidió al hijo que la recogiera.
El hijo no quiso hacer caso, pensó que era un trabajo innecesario tenerse que bajar del borrico, agacharse a coger la herradura, y volverse a subir otra vez al animal.
El padre que vio la mala disposición del muchacho, bajó él mismo de su burro, la recogió y siguieron su camino.


Pronto llegaron al pueblo vecino, y cuando recorrían la feria, el padre cambió la herradura por unas dulces y tiernas cerezas y las guardó para más tarde.
Después de hacer todos los encargos y las compras en la feria, emprendieron el viaje de regreso a casa.
Durante el camino, el padre iba comiendo las exquisitas cerezas y, de poco en poco, dejaba caer una cereza al suelo. El hijo, ya hambriento a esas horas del mediodía, bajaba de su burro, se agachaba, las recogía y se las comía.
Después de unas cuantas veces de que esto ocurriera, el padre comentó:
- Hijo, por no haberte querido agachar esta mañana una sola vez, te toca ahora agacharte muchas.
El hijo comprendió que la vagancia no conduce a nada bueno, al contrario, quien es diligente en el trabajo prospera y no pasa necesidad.