viernes, 8 de junio de 2012
La liebre solidaria
La amargura tan absoluta de aquel hombre venía por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas, al parecer ya nadie le importaba a nadie.
Un día dando un paseo por el monte vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por si mismo.
Le impresionó tanto este hecho que regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.
Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía y la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales se dijo:
- No está todo perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de ese modo, mucho más lo haremos las personas.
Y decidió hacer la experiencia, se quedó en un rincón esperando que pasara alguien y le diera lo que necesitase, pero el tiempo transcurría y nadie se acercó en su ayuda.
Entonces se convenció completamente de que la humanidad no tenía el menor remedio; sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del avandono, y su corazón estaba desgastado.
Fue en ese momento cuando escucho una hermosa voz muy dentro de el que le dijo:
- Si quieres encontrar a tus semejantes y sentir que todo ha valido la pena,
si quieres seguir creyendo en la humanidad y ver a los otros como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre.
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