Quiero paz, pero no la tengo porque en el trabajo no paro de la mañana a la noche, los clientes a veces se ponen impertinentes y solo espero la hora de volver a casa, pero cuando por la noche regreso a casa, con ganas de descansar, mi hija pequeña, de año y medio no me deja ni ir al baño porque quiere jugar conmigo, no entiende que estoy cansado.
Mi mujer siempre tiene alguna cosa que pedirme, o me aturde con sus conversaciones de cómo ha pasado el día.
Mi padre también me molesta algunas veces y entre clientes, padre, hija y esposa me tienen loco.
Quiero paz, lo único bueno es el sueño, al cerrar los ojos siento un gran alivio de olvidarme de todo y de todos.
- Hola, vengo por ti.
- ¿Quién eres?. ¿Cómo entraste?.
- He sido enviado a buscarte y llevarte. Fueron escuchadas tus quejas y, tienes razón, es hora de descansar.
- Pero no es posible, para eso tendría que estar......
- ¡En pie!. Ya lo estás. Ya no te preocuparás más por ver a la misma tediosa gente, ni aguantar a tu esposa ni sus conversaciones, ni te molestará más tu niña, ni volverás a escuchar los consejos trasnochados de tu padre.
- ¿Pero, que va ha pasar con todo?.
- No te preocupes. En tu empresa ya contrataron a otro para ocupar tu puesto, y por cierto, está muy feliz porque estaba en el paro. A tu esposa le fue dado un buen hombre que la quiere, respeta y admira por sus cualidades y, además, se preocupa por tu hija, y por muy cansado que llegue del trabajo, le dedica tiempo para jugar con ella y son muy felices.
- ¡No!, ¡No puedo estar muerto!.
- Lo siento, la decisión ya fue tomada.
- Pero...,eso significa que jamás volveré a besar la mejilla de mi niña, ni a decirle "te amo" a mi esposa, ni darle un abrazo a mi padre. No, no quiero morir, quiero envejecer junto a mi mujer, no quiero morir todavía.
- Eso es lo que querías, paz, descansar, pues ahora ya tienes tu descanso y eterno. Duerme para siempre, en paz, en paz....
- ¡No!, ¡No quiero!, ¡No quiero!, ¡Por favor!, ¡No!, ¡No!.
- ¿Qué te pasa, cariño?, creo que tienes una pesadilla.
Dijo mi esposa despertándome.
- No, no fue una pesadilla, fue otra oportunidad para disfrutar de ti, de mi pequeña de todo lo que tengo. ¿Sabes?, estando muerto ya nada puedes hacer y estando vivo puedes disfrutar todo. ¡Qué bello es vivir!.
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