lunes, 25 de julio de 2011

No te detengas

                            

                          
   Cuando no puedas galopar,
            corre.
 Cuando no puedas correr,
                                                        trota.
                               Cuando no puedas trotar,
                                                        anda
  Cuando no puedas andar,
               usa el bastón,
   pero nunca, nunca,

te detengas.

viernes, 15 de julio de 2011

La cinta

Aquel día cumplió años uno de los niños más ricos de aquel pueblo, y, por supuesto, le regalaron muchas cosas:
Una caja de lapiceros de colores, un caballo de madera, ropa, juegos, una pelota, otros muchos juguetes, y tres horas para hacer lo que quisiera.
El niño rico miró todo con indiferencia durante diez minutos, empleó otros diez minutos en hacer rayas en las paredes con las pinturas, otros diez minutos en arrancarle una oreja al caballo y después, aburrido pasó el resto de la tarde.
Al deshacer los paquetes, había tirado por la ventana la cinta azul con la que venía envuelto el caballo.

La cinta era de un color azul fuerte y brillante y fue a dar a los pies de Juan Lanas, un niño pobre, pero muy despierto.

Juan Lanas pensó que aquello era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.
Ideó mil y un juegos con ella y al final decidió ponérsela alrededor del cuerpo como si fuera un general.
Buscó a su perro y a sus amigos, tan pobres como él, y les animó a seguirle como valientes soldados por todo el pueblo. 
Así pasaron la tarde. Y mientras desfilaban divertidos por las calles; el niño rico se aburría en su habitación.

martes, 5 de julio de 2011

Los lirios


-No entiendo a la gente, algunas llegan a quitarme la paz; se quejaba el discípulo a su maestro.
- Pues vive como los lirios, le aconsejo el maestro.
- ¿Y cómo viven los lirios?, preguntó con curiosidad el discípulo.
- Pon atención a esos, continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín.
- Ellos, prosiguió, nacen en el estiércol, sin embargo son puros y perfumados.
del estiércol maloliente extraen todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden.
Dices que algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes, algunas son indiferentes, dices que sientes odio por aquellas que son mentirosas y sufres con aquellas que calumnian.
Los defectos de ellos, son de ellos y no tuyos, y si no son tuyos no hay motivo para molestarse.
Ejercita, pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde fuera, esto
es vivir como los lirios.