creo que se trataba del nacimiento de nuestro hijo.
Creo que sí, era a cerca de eso.
La gente estaba haciendo los preparativos con siete
semanas de antelación; decoraban las casas y compraban ropa nueva; salían de compras y adquirían bonitos regalos.
Era muy peculiar, José, ya que los regalos no eran para nuestro hijo; los envolvían con hermosos papeles y con preciosos lazos, y todo lo colocaban debajo de un árbol......., sí, un árbol José.
Dentro de las casas decoraban el árbol, las ramas las ramas las llenaban de esferas y de adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol, me pareció ver un ángel.
¡Qué verdaderamente hermoso era todo!.
La gente era feliz y estaba sonriente, todos estaban emocionados con los regalos y los intercambian unos con otros.
José....,¡no quedó ninguno para nuestro hijo!, sabes...., creo que ni siquiera lo conocen, pues nunca pronunciaron su nombre.
¿No te parece extraño que la gente se meta en tantas cosas, para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen?.
Tuve la extraña sensación de que si nuestro hijo hubiera estado en la celebración, hubiera sido un intruso.
Todo era hermoso, todo el mundo feliz, pero yo sentí ganas de llorar.
¡Qué tristeza para Jesús no querer ser deseado en su propia fiesta de cumpleaños!.
Menos mal, José, menos mal que todo ha sido un sueño.
pero....qué tristeza si ese sueño fuera verdad algún día.
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