martes, 26 de abril de 2011

Los cofres

Un sabio vivía cerca de dos reinos vecinos, cuyos reyes a menudo le venían a importunar para que les diera a conocer el secreto de la felicidad.
Veían que el sabio tenía algo que le hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida, y que por eso se consideraba el hombre más feliz del mundo.
Dichos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero y hasta intentaron robarle para obtener el cofre donde se suponía tenía guardada la felicidad.
Pero todo fue en vano. Cuanto más lo intentaban más infelices eran, pues la envidia no les dejaba vivir.
Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz.
Un día llegó ante el un joven que le suplicó:
- Señor, al igual que tu, también yo quiero ser inmensamente feliz, enséñame, por favor, qué debo hacer para conseguirlo.
El sabio, al ver la sencillez, la humildad y la pureza del joven, le dijo:
- A ti te enseñaré el secreto, presta atención, en realidad tengo dos cofres en los que guardo el secreto para ser feliz, y estos son mi mente y mi corazón, el secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.


                                                        Primer paso:
Autoestima. Debes quererte a ti mismo, y todos los días, al levantarte y al acostarte, debes afirmar: soy capaz, no hay obstáculo que no pueda vencer.
                                                        Segundo paso:
Debes poner en practica la autoestima, si piensas que eres capaz, haz lo que te propones, procurando poner metas en tu vida, hasta lograr lo que quieres. Este paso se llama motivación.
                                                        Tercer paso:
No debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es. Ellos alcanzaron ya su meta, logra tu las tuyas.
                                                         Cuarto paso:
No albergues en tu corazón rencor hacia nadie, ese sentimiento no te dejará ser feliz. Tu perdona y olvida.
                                                         Quinto paso:
Levántate siempre con una sonrisa, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno. Piensa en lo afortunado que eres teniendo todo lo que tienes. 
                                                         Sexto paso:
Ayuda a los demás sin pensar que vas a recibir nada a cambio. Mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades.            

sábado, 16 de abril de 2011

El letrero

Un ciego sentado en una esquina de la calle tenía a su lado un letrero que decía:
" Por favor ayúdeme, soy ciego".
Un creativo publicista se detuvo ante el, leyó el letrero y observó que sólo había unas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso, cogió la tabla, le dio la vuelta, escribió otra frase diferente, lo volvió a colocar en su sitio y se marchó.
Por la tarde el publicista volvió a pasar junto al ciego que seguía allí pidiendo limosna, pero ahora la diferencia era que su gorra estaba llena de billetes y de monedas.
El ciego reconoció los pasos y el aroma del hombre y le preguntó si había sido él quien había cogido su cartel por la mañana.
-¿Qué es lo que usted ha escrito o pintado en mi tabla?, desde entonces todo el que pasaba se conmovía y ponía dinero en mi gorra.
El publicista le contestó con satisfacción:
- Nada que no sea tan cierto como el mensaje anterior, aunque expresado con otras palabras.
Y sonriendo prosiguió su camino, pensando que así deberíamos hacer todos cuando no nos van bien las cosas, cambiar estrategia y dar la vuelta al pensamiento.
El ciego nunca lo supo, pero su nueva frase decía:
" Hoy es primavera y yo no puedo verla".



lunes, 11 de abril de 2011

Perla 47



ACEPTA
LO QUE DIOS 
TE DA,




DA
LO QUE DIOS
TE PIDE,


  
                          
                       RECUERDA
 QUE DIOS
 ESTA
A TU SERVICIO,
  

  NO 
  A TU
 CAPRICHO.
       

miércoles, 6 de abril de 2011

Cruz pesada

Aquel peregrino estaba cansado de caminar con su cruz de madera pintada de marrón, era demasiado pesada, demasiado grande; tenía doloridos los hombros y agarrotadas las manos; sus piernas ya no le respondían, se sentía agobiado.
Un amigo le propuso visitar la chatarrería de cruces, allí había de todo tipo y la podía cambiar.
El peregrino así lo hizo, y pronto se vio rodeado de miles de cruces, cada una con sus distintas características
- Esto es estupendo, ahora sí podré elegir la mejor.
Y dejando su cruz pintada de gris en un rincón, se lanzó a la búsqueda de su cruz perfecta.
-Después de un rato la encontró, y con ella al hombro
caminó alegre durante un tiempo, pero...  no estaba limada y tenía salientes a lo largo de toda la madera,
pronto empezó a sentir dolor en el hombro.
La tiró y enseguida encontró otra que le pareció mejor, tenía el peso exacto para llevarse con facilidad, pero sin embargo, tenía los brazos muy cortos y se le caía cada dos por tres.
La tiró también y a los pocos metros por fin encontró la idónea, era muy fina y ligera, sin embargo era extremadamente larga, cada vez que daba una vuelta se tropezaba y se caía.
La tiró también.
Encontró después otras que en un primer momento parecían buenas, 
pero al poco resultaban insoportables.
Pasaba el día y seguía sin encontrar una cruz para el.
Ya la noche era cerrada, cuando de pronto, y al punto de desesperarse, 
entre las sombras, encontró una que, en principio, parecía incomoda pero enseguida resultó ser la que mejor se le adaptaba.
¡ Qué bien caminaba con ella !. 
Cuando por fin llegó a su casa ya era el amanecer. Dejó la cruz a un lado para abrir la puerta, y al dar la luz descubrió con gran asombro que la cruz elegida era ni más, ni menos que su propia cruz de madera pintada de marrón.
La que toda su vida había despreciado y criticado.

viernes, 1 de abril de 2011

Perla 46

MIRA  A  LA  DERECHA 
Y A LA IZQUIERDA DEL TIEMPO,


Y QUE TU CORAZÓN APRENDA
A ESTAR TRANQUILO.