El cocinero compró un cordero para preparar la comida, lo cocinó y echó los restos a los perros que ladraban en el patio, estos corrieron a comer y después de terminado, exclamaron:
- ¡ Qué buen cocinero es !, hace unos manjares exquisitos.
Al día siguiente el cocinero estaba pelando patatas y luego echó las mondas a los perros. Ellos después de probarlas se dijeron:
- Este cocinero se ha echado a perder.
Y así se lo comunicaron; a lo que el cocinero repuso:
- No es a vosotros a quien tengo que complacer, sino a mi amo.
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