viernes, 29 de octubre de 2010

Sembrando flores



Siempre hacía el mismo recorrido en autobús, de casa al trabajo, hasta que cambiaron el recorrido.
Al llegar a una nueva estación recogieron a gente nueva, entre ellas una anciana que pasó el viaje tirando semillas por la ventana, y así un día y otro.
En una ocasión el hombre intrigado le preguntó que era lo que hacía.
-Tiro semillas de flores. Es que miro afuera y está todo tan vacío.... ¿ verdad que sería bonito verlo todo florido?.
- Pero caen en el asfalto o se las comen los pájaros. Replicó.
- Seguro que sí, añadió la anciana, pero aunque alguna se pierda, otras brotarán.
- Pero tardarán en crecer, necesitarán agua, volvió a decir.
- Bueno, yo hago lo que puedo, ya vendrán días de lluvia.
El hombre bajó del autobús pensando que esta mujer ya había perdido un poco la cabeza.
Unos meses después, de camino al trabajo, en el autobús, el hombre miró por la ventana y vio todo un colorido paisaje lleno de flores. Se acordó de la anciana
porque hacía días que no la veía, y preguntó por ella al conductor.
- Hace un mes la llevaron al hospital.
El hombre volvió a su asiento y pensó:
" Las semillas han brotado pero de que le servirán si, quizás, no las pueda ver.
Fue entonces cuando escuchó la risa de una niña que entusiasmada señalaba las flores mientras le decía a su padre que mirase por la ventana lo bello que
estaba el camino.
Desde aquel día, aquel hombre, cada vez que iba al trabajo, cogía el autobús, se 
sentaba en su asiento, abría la ventanilla y tiraba  semillas  de  flores  por  la ventana.

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