Cuando visitaba la tienda con su mamá, la niña vio un collar de perlas de plástico que costaba 2,50 Euros y ella deseaba que su mamá se lo comprase.
- Hagamos un trato, yo te compro el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagarlo.La niña estuvo de acuerdo y desde entonces trabajó con tesón para cumplir las tareas adjudicadas y en poco tiempo canceló su deuda.
Ella amaba sus perlas ,las llevaba siempre puestas
Era feliz y con ella toda la familia.
Su papá la quería muchísimo, por la noche se levantaba de su sillón para leerle un cuento.
Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo:
- Hija, ¿tu me quieres?.
- Pues sí, papa, tu lo sabes.
- Entonces, regálame tu collar de perlas.
- ¡Oh, papá!, no, mis perlas no. Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita y te doy también a Lazitos mi caballo de juguete, tu puedes jugar con él y hacerle trenzitas.
- No, no, hijita, está bien, no importa, le dijo dándole un beso en la mejilla. Buenas noches, pequeña.
Una semana más tarde, nuevamente su papá le hizo la misma propuesta, obteniendo de la niña la misma respuesta.
Algunos días después, cuando el padre entró en la habitación para leerle un nuevo cuento, la encontró sentada en la cama..
- Toma, papá.
Estiró su mano, la abrió y en su interior estaba su querido collar, el cual entregó a su padre.
El con una mano tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo que entregó a la niña, dentro de la cajita había un hermoso collar de perlas genuinas que a ella le fascinó, era más de lo que hubiera soñado.
Su padre las había guardado todo ese tiempo esperando que su hija se desprendiera de la baratija para poder entregarle la pieza de valor.
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