Los esposos deben ser solidarios en la marcha de la familia.
Se dice de un eminente astrónomo del renacimiento, que, en su ansia febril de conocimientos de otros mundos y otras estrellas, decidió abandonar a su mujer en un convento junto con sus dos hijos, para acudir a la cátedra de otra lejana ciudad y así triunfar como profesor y desarrollar allí también sus observaciones astronómicas.
Dedicó por entero su vida a estrellas frías y lejanas y decidió olvidarse de las tres estrellas tan cálidas y tan cercanas que tenía en su casa y que un día sin más abandonó.
¿De qué sirve conquistar el mundo entero y otros mundos, si olvidamos a los que viven con nosotros?.
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