El cardenal fue invitado a una fiesta en la corte, allí conoció y habló con muchas personalidades importantes, una de ellas se interesó por la fe, luego por Dios, también por la iglesia, y después de una breve conversación con el cardenal, replicó:
- Pues yo estas cosas no las veo claras, no, no lo veo.
El cardenal, entonces tuvo un rasgo ingenioso, sacó de su bolsillo un papel en blanco y en el escribió la palabra "Dios", después lo colocó sobre la mesa y encima puso una moneda.
- ¿Qué ves?, le preguntó
- Una moneda, contestó.
Muy tranquilo, el cardenal, quitó la moneda y volvió a preguntarle:
- Y ahora, ¿ qué ves?.
- Veo a Dios, respondió el personaje.
- Debes comprender que hay muchas cosas en el camino de la vida, entre ellas el dinero, como ahora esta moneda, que nos impiden ver a Dios, aunque esté cerca; esas cosas las ponemos por encima de todo y Dios queda tapado totalmente, pero El sólo está esperando que no le impidamos manifestarse.
El cardenal lo explicó perfectamente.
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