lunes, 5 de enero de 2015

Si yo fuera Rey Mago


Si yo fuera Rey Mago, 
haría tocar el violín, de alegría, todos los días, 
a aquel que lo hace sonar al pasar la gente por el parque, 
esperando la generosa calderilla de un transeúnte benévolo.
Si yo fuera Rey Mago, 
pondría medias suelas a tantos zapatos rotos 
que enseñan el agujero al andar sobre el asfalto de las ciudades, 
o sobre el polvo de los suburbios.
Si yo fuera Rey Mago, 
llenaría de mariposas de colores las cabezas de los niños, 
para que no entrasen los juguetes bélicos en sus ideas.
Si yo fuera Rey Mago, 
prendería sonrisas en todas las ventanillas de la burocracia, 
para que no se enturbiaran de pena los ojos de los sufridos ciudadanos.
Si yo fuera Rey Mago, 
haría estudiar solfeo a todos los que chillan, pelean o discuten,
y así escucharía la música del diálogo entre la gente.
Si yo fuera Rey Mago, 
peinaría los cabellos desgreñados, 
lavaría las heridas de las batallas, 
y haría mil pedazos la parafernalia insensible 
de los políticos de pacotilla.
Si yo fuera Rey Mago, 
no tendría ministros, sino servidores para mi pueblo, 
y me rodearía de matemáticos que supieran 
restar el desánimo, 
dividir los conflictos,
sumar las virtudes, 
y multiplicar los servicios.

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