domingo, 19 de abril de 2015

Flor única

A ella le era difícil conciliar el trabajo, los quehaceres de la casa, la familia, y su vida siempre era complicada en algunas áreas.
Dejaba que el trabajo le absorbiera más de lo deseable, y si surgían problemas sacaba tiempo de los hijos, o dejaba de lado al esposo para resolverlos.
Y así las personas que más amaba pasaban a un segundo plano.
Un día su padre le regaló una hermosa planta, de la cual sólo existía un ejemplar en todo el mundo, era única, tan rara como cara, irrepetible.


Al entregársela a su hija le dijo:
- Esta planta te va a ayudar mucho, más de lo que te imaginas, tan solo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, a cambio ella te dará un perfume maravilloso y unas flores divinas.
La joven quedó emocionada, las flores, en verdad, eran de una belleza sin igual; pero el tiempo fue pasando y la vida agitada no le permitía cuidar de su planta.
Ella llegaba a casa y la veía siempre viva; no mostraba  síntomas de debilidad,
a penas un poco descolorida, pero aún linda y perfumada, y pasaba de largo
aspirando embelesada el aroma.
Hasta que un día, de pronto, sin darse cuenta, la planta murió. 
La joven se disgustó y le contó lo ocurrido a su padre, a lo que él aseguró:
- Ya imaginaba que esto ocurriría. Lástima que no pueda curar tu pena regalándote otra planta, ni compensar la pérdida, pues era única. 
Así también tus hijos, tu marido, tu familia, son únicos y tienes que aprender, ahora que todavía hay tiempo, a regarlos y darles atención, pues al igual que lo ahora perdido, los sentimientos también se marchitan y mueren.
Te acostumbraste a ver la planta siempre ahí, perfumada y florida y te olvidaste de cuidarla: cuida a las personas que amas antes de que sea tarde.

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