Caminaba el peregrino con su cruz a cuestas por el camino, cuando se le apareció un extraño señor, que le dijo:
- ¿ Qué haces con semejante cruz encima?. ¡No tiene sentido!; al menos, córtale un poco los extremos, así la carga será más ligera.
El hombre, luego de pensarlo, creyó que era una buena idea para evitar tanto esfuerzo, así que limó
los extremos de la cruz y siguió caminando.
A los pocos metros, el personaje se hizo presente de nuevo:
- Pero.....¿Qué te dije, amigo?. ¡No la has achicado casi nada!. ¡Córtale las puntas un poco más!. Estas arrastrando una cruz demasiado pesada, no seas tonto.
Y el peregrino, otra vez, cortó un poco más los extremos de su cruz, sintiéndose ahora un poco más aliviado. Y continuó su camino.
Ya el tamaño de aquella cruz había disminuido notablemente, pero por tercera vez el individuo se le volvió a presentar:
- ¡No nos va mal ahora!, ¡pero podías ir mejor si cortas un poco más los palos!.
El peregrino volvió a dejarse convencer, y cuando hubo terminado los cortes, arriba y abajo, a un lado y a otro; la cruz era tan manejable que podía
llevarla con una sola mano.
Según caminaba, el hombre divisó a lo lejos una radiante luz blanca, Dios salió muy contento a su encuentro y con gran alegría le recibió:
- ¡Bienvenido, hijo mío, bienvenido al Paraíso.
El hombre un poco inquieto le preguntó:
- Pero Dios, ¿dónde está la puerta, que no la veo?.
Y el Señor apuntando con su dedo índice hacia arriba, señaló una puerta en lo alto y le dijo:
- Es aquella que está allí, en las alturas, ¿la ves?, y para entrar sólo tienes que abrirla.
Evidentemente abrirla no era el inconveniente, pero sí lo era el alcanzarla.
- Para ello tienes la cruz, debes apoyarla sobre la pared y subir. Esa cruz que has llevado toda tu vida tiene la medida exacta para llegar a la puerta del Cielo, de otra manera es imposible.
- Pero Señor.... mi cruz ya no tiene ese tamaño....durante todo mi camino alguien trato de convencerme de que yo mismo hiciera mi carga más ligera....
y me dejé aconsejar.
jueves, 31 de marzo de 2016
jueves, 24 de marzo de 2016
jueves, 17 de marzo de 2016
jueves, 10 de marzo de 2016
Las siete maravillas del mundo
A un grupo de niños de una escuela de primaria se le pidió que escribieran lo que para ellos eran las siete maravillas del mundo.
A pesar de que hubo ciertas diferencias entre ellos, estas fueron las que más votos recibieron:
Primera: Las Pirámides, en Egipto.
Segunda: El Taj Majal, en la India.
Tercera: El Gran Cañón del Colorado, en Norte América.
Cuarta: Machu Pichu, en Perú.
Quinta: La alambra de Granada, en España.
Sexta: La Basílica del Vaticano, en Italia.
Séptima: La Gran Muralla, en China.
Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de escribir sus sugerencias, así que le preguntó si estaba teniendo problemas con su lista.
La niña respondió:
- Sí, un poquito. No puedo terminar de decidirme porque hay muchas.
La maestra, entonces, le dijo:
- Bueno, pues entonces léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar.
La joven alumna lo pensó un instante pero luego empezó a leer:
- Yo pienso que las siete maravillas del mundo son:
Primera: Poder Ver.
Segunda: Poder Oír.
Tercera: Poder Tocar.
Cuarta: Poder Probar.
Quinta: Poder Sentir.
Sexta: Poder Reír.
Séptima: Poder Amar.
El aula se silenció a tal punto, que si se hubiese caído un alfiler se habría escuchado.
Las cosas simples y ordinarias, que nosotros tomamos como triviales, son sencillamente maravillosas.
Las cosas más preciadas de la vida no se construyen con la mano, ni se pueden comprar con dinero.
A pesar de que hubo ciertas diferencias entre ellos, estas fueron las que más votos recibieron:
Primera: Las Pirámides, en Egipto.
Segunda: El Taj Majal, en la India.
Tercera: El Gran Cañón del Colorado, en Norte América.
Cuarta: Machu Pichu, en Perú.
Quinta: La alambra de Granada, en España.
Sexta: La Basílica del Vaticano, en Italia.
Séptima: La Gran Muralla, en China.
Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de escribir sus sugerencias, así que le preguntó si estaba teniendo problemas con su lista.
La niña respondió:
- Sí, un poquito. No puedo terminar de decidirme porque hay muchas.
La maestra, entonces, le dijo:
- Bueno, pues entonces léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar.
La joven alumna lo pensó un instante pero luego empezó a leer:
- Yo pienso que las siete maravillas del mundo son:
Primera: Poder Ver.
Segunda: Poder Oír.
Tercera: Poder Tocar.
Cuarta: Poder Probar.
Quinta: Poder Sentir.
Sexta: Poder Reír.
Séptima: Poder Amar.
El aula se silenció a tal punto, que si se hubiese caído un alfiler se habría escuchado.
Las cosas simples y ordinarias, que nosotros tomamos como triviales, son sencillamente maravillosas.
Las cosas más preciadas de la vida no se construyen con la mano, ni se pueden comprar con dinero.
jueves, 3 de marzo de 2016
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