jueves, 25 de agosto de 2016

La falsa apariencia



Un día, por encargo de su abuelita, Adela fue al bosque en busca de setas para la comida.
Encontró unas muy bellas, grandes y de hermosos colores, y con ellas llenó su cestillo.

- Mira, abuelita, dijo al entrar en casa, he traído las mejores. ¡ Mira que lindo su color escarlata !. Había otras más arrugadas, pero las he dejado.

- Hija mía, repuso la anciana, esas arrugadas son las que yo siempre he recogido porque son las comestibles. Te has dejado llevar por la apariencia engañosa y has traído hongos que contienen veneno, si las comiéramos, enfermaríamos, o quizás algo peor....

Adela comprendió entonces que no debía dejarse guiar por el bello aspecto de las cosas, que a veces, ocultan un mal desconocido.

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