En las tardes de mi niñez me gustaba sentarme frente a mi madre para ver cómo bordaba en aquel bastidor suyo.
La primera vez de que tengo recuerdo ella pasaba hilos de bonitos colores por la tela, pero desde mi posición frente a ella y desde abajo yo no podía adivinar lo que estaba bordando, me era incomprensible pues sólo veía puntadas desordenadas, hilos enmarañados, sin orden ni equilibrio.
Mi madre notó mi confusión, me sentó en su regazo y entonces sí que pude ver las hermosas flores y bello atardecer que iban apareciendo entretejiendo los distintos hilos.
Aquella tarde me enseñó mi madre que aunque el revés está desordenado y confuso, el derecho tiene un diseño, el bello plan por el que fue concebido y no solo en los bordados sino en la vida misma.
Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho:
- Padre, ¿Qué estás haciendo?, esta todo tan confuso y en desorden....
y siento que El me dice:
- Estoy bordando tu vida. Tú haz tu trabajo, yo hago el mío. Un día desde arriba te pondré en mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces entenderás.
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