Un día se encontraba
en medio de un monte un célebre músico,
La vibración de éste peculiar artilugio producía un dulce sonido.
En un momento de tranquilidad
vio pastar cerca una vaca.
- Tocaré para ella, se dijo.
Y comenzó a interpretar
una de las melodías más bonitas
de forma magistral,
pero la vaca a penas se inmutó
y siguió pastando tan tranquila.
- No es que la vaca no lo oiga,
pensó el músico, es que no le interesa.
Entonces comenzó a imitar
con el instrumento
el zumbido de las moscas
y el mugido de los corderos.
Entonces el animal se giró,
caminó hacia él balanceando su cola
y comenzó a escucharle con vivo interés.
Ahora sí parecía interesarle la música.
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