Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga, esta huía rápido, con miedo de la feroz depredadora. Se notaba que la serpiente no pensaba abandonar la lucha. Huyó un día la luciérnaga y la serpiente no desistía, dos días y nada. Ya al tercer día, y sin fuerzas, la luciérnaga paró, se volvió a la serpiente y le dijo: - ¿Puedo hacerte tres preguntas?. - No acostumbro a dar ese último deseo a nadie, (repuso la serpiente), pero como te voy a devorar, puedes preguntar. - ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?. - No, contestó la serpiente. - ¿Yo te hice algún mal?. - No, volvió a responder. - Entonces, ¿Porqué quieres devorarme?. - ¡Porque no soporto verte brillar.....!
Dijo: mañana,sí, mañana empezaré, mañana terminaré, mañana iré, mañana llamaré, mañana me disculparé, mañana saldré, y..... y..... y renunciaré, y mañana despegaré, mañana se lo diré finalmente, mañana se lo regalaré si tanto lo quiere, mañana firmaré y que sea lo que Dios quiera, mañana me abrazaré definitivamente a esa quimera, mañana terminaré de ser aquel que nunca fui y empezaré a ser el que siempre soñé, mañana sí, mañana.... y no se despertó nunca.
Aquel era un muchacho de diez años, alegre, cariñoso y bueno. Había oído decir que los proveedores de su casa: el lechero, la tienda de comestibles, el panadero etc... pasaban a cobrar sus facturas por los alimentos llevados a su casa, y él también quiso presentar a su madre sus cuentas por los servicios que había realizado en el hogar. A la hora de la comida, se encontró la madre en su plato una papel que decía: " Mamá debe a su hijo " : - Por varios recados: 20 Euros. - Por ir con ella de compras: 30 Euros. - Por su buen comportamiento en el colegio: 40 Euros - Por haber puesto la mesa: 10 Euros Total: 100 Euros. La madre leyó en silencio la factura. A la hora de cenar, el niño encontró junto a su plato los 100 Euros, y debajo del billete una nota que decía: " lo que debes a tu madre ". - Por más de cien noches en vela, sin dormir, junto a ti, cuando estabas enfermo: nada. - Por diez años pasados felices en casa: nada. - Por diez años de atenciones, de inquietudes, de consejos, y de paciencia: nada. - Por llevarte de paseo, jugar contigo, ayudarte y cuidarte: nada. - Por los gastos de alimentos, vestidos, juguetes, material escolar: nada. Total: nada. El chico, al leer esta nota de su madre quedó confundido y avergonzado. La abrazó y le pidió perdón. Sacó el dinero del bolsillo, se lo entregó y le dijo: - Una madre nunca debe nada a su hijo.