El campesino oyó los gemidos del animal y corrió para ver qué ocurría.
Le dio pena ver a su fiel servidor en esa condición, pero después de analizar la situación creyó que no había manera de salvarla, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.
Llamó a sus vecinos, les contó lo que pasaba y les pidió que le ayudaran a echar arena en el pozo para enterrarla y que no sufriera más, y así empezaron a hacerlo.
La mula al ver que le venía la tierra encima supo lo que intentaban, pronto llegaría su fin.
Pero no quería resignarse al fatal destino.
¿Qué podía hacer?.
¿Qué podía hacer?.
A la mula se le ocurrió que cada vez que un palazo de tierra cayera sobre ella, debería sacudirse e ir así subiendo.
Y eso fue lo que hizo.
" Sacúdete y sube", se decía, "sacúdete y sube" ,se repetía, para alentarse a sí misma.
No importaba cuan doloroso fuera sentir la tierra y las piedras sobre sus lomos, o lo tormentoso de la situación.
A sus pies se fue elevando el nivel del suelo.
Los hombres enseguida captaron la estrategia de la mula y ello les animó a seguir paleando, pero ya sin ejercer fuerza innecesaria que la pudiera lastimar.
Y poco a poco, cansada y abatida, pudo llegar hasta la salida.
La tierra que parecía la iba a enterrar, se convirtió en su bendición. Todo por la manera en que ella enfrentó la adversidad.
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