A los 5 años aprendí
que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina.
A los 10 aprendí
que la profesora sólo me preguntaba cuando no sabía la respuesta.
A los 15 años aprendí
que cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería,
mi madre me mandaba ordenarlo.
A lo 20 aprendí
que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 25 años aprendí
que nunca debía elogiar la comida de mi madre
cuando estaba comiendo algo preparado por mi mujer.
A los 30 aprendí
que el titulo obtenido no era la meta señalada.
A los 35 años aprendí
que cuando mi mujer y yo teníamos una noche sin chicos,
pasábamos casi todo el tiempo hablando de ellos.
A los 40 aprendí
que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 45 años aprendí
que cuando estoy viajando, quisiera estar en casa,
y que cuando estoy en casa, me gustaría estar viajando.
A los 50 aprendí
Que puedes saber que tu esposa te ama
cuando quedan dos croquetas y elige la menor.
A los 55 años aprendí
que no puedo cambiar lo que pasó
pero que puedo dejarlo atrás.
A los 60 años aprendí
que niños y abuelos son aliados naturales.
A los 65 aprendí
que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida,
esperaste demasiado tiempo.
A los 70 años aprendí
que la mayoría de las cosas por las que me he preocupado
nunca suceden.
A los 75 aprendí
que si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas.
Hoy a los 80 años me doy cuenta
de que tengo muchas cosas que aprender.
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