sábado, 12 de noviembre de 2011

las palabras

Un día las palabras se enfadaron con los hombres y decidieron hacer una huelga para protestar.Estaban hartas de que nadie las escuchara.
Los hombres tenían la mala costumbre de hablar siempre entre ellos sin escucharse. No les importaba lo que decían los otros, porque sólo querían hablar de ellos mismos, y las palabras cuando son dichas y no escuchadas por nadie, caen en el suelo y se rompen.
Era frecuente ver montones de palabras rotas por todas partes, en las calles en los suelos de las tiendas, flotando en el mar  cayendo de ventanas y balcones.
Cuando llegó la hora de la huelga, todos quedaron mudos de repente, nadie encontraba palabras para comunicarse, no se explicaban lo que estaba pasando.
Se hacían señas unos a otros pero no se entendían porque no estaban acostumbrados a prestarse atención. La cosa era preocupante.
El tiempo fue pasando y no tuvieron más remedio que prestarse atención para poder entenderse por señas, esto hizo que dejaran de hablar de ellos mismos y estuvieran pendientes de lo que los demás querían decir, realmente se alegraban mucho de poder entenderse en sus diálogos, y poco a poco fueron mejorando en el arte de dialogar así.
Llegados a este punto, cuando las palabras vieron que los seres humanos ya eran capaces de atenderse unos a otros, decidieron acabar con la huelga y ponerse otra vez a su servicio.
Los hombres recuperaron su capacidad de hablar y estrenaron su nueva faceta de escuchar, y lo hicieron tan bien que desde aquel momento dejó de haber palabras rotas por el suelo.

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