cuando en la siguiente parada entraron dos jóvenes, en el mismo vagón en el que él estaba, y cuando se dieron cuenta de su presencia empezaron a burlarse de él.
Entre otras muchas cosas, uno de ellos aseguró:
- Dios no existe.
Y el otro amigo añadió:
- ¿Qué va a hacer este pobre cura si Dios no existe?. Toda una vida perdida sin motivo.
El sacerdote, muy serenamente, les respondió:
- Si Dios, como decís, no existe, yo habré perdido treinta años, ó quizás cuarenta, incluso a lo mejor setenta años; pero si Dios existe, puede que vosotros podáis perder toda la eternidad.
Todavía estáis a tiempo.
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