Cuando Dios dijo: "Hágase el silencio",
enmudecieron el río, la lluvia y la cascada,
la brisa no movió más los trigales,
y la piedra no rodó por la montaña.
Cuando Dios dijo: "Hágase el silencio",
el brazo descansó de la jornada,
el hombre respiró profundamente,
y quedó frente a frente con su alma.
Cuando Dios dijo: "Hágase el silencio",
la comunicación fue sólo la mirada,
el roce de las manos un suspiro,
y el lenguaje sublime, una lágrima.
Cuando Dios dijo: "Hágase el silencio",
el trigo se detuvo en la planta,
la mariposa no movió más sus alas,
y aprendió el hombre a amar como se ama.
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