jueves, 2 de marzo de 2017

Las huellas en la arena

Una día, cuando paseaba por la playa, aquel 
hombre tuvo la audacia de pedirle al Señor 
una señal de su presencia en su propia
vida.
Cuando emprendió el camino a casa, observó  con asombro que junto a las huellas de sus pies descalzos había otras huellas cercanas.
-Mira, ahí tienes la prueba, le dijo el Señor. Esas pisadas que ves, tan cercanas a las tuyas, son las de mis pies. Yo siempre he caminado a tu lado.
La alegría de aquel hombre fue inmensa.
Pero no siempre fue así, porque vinieron tiempos de tormenta para él.
Un día caminaba taciturno por la playa. Volvió sobre sus pasos y sólo observó sobre la arena las huellas de dos pies descalzos.
- Señor, has caminado a mi lado cuando estaba alegre, pero ahora que el desánimo hace mella en mi vida me has dejado sólo. ¿Dónde estás ahora?.
-Amigo, cuando estabas bien yo caminaba a tu lado, pero ahora que estás cansado y abatido he preferido llevarte en mis brazos. 
Las pisadas que ves en la arena son las mías,
marcadas por el peso de tu propio cansancio.

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