jueves, 28 de diciembre de 2017
jueves, 21 de diciembre de 2017
El cielo de Tayky
Un gran agujero oscuro cubría la ciudad.
La noticia recorrió el mundo.
muchos fueron a ver aquel extraño suceso.
Como no había cielo, el sol daba un rodeo para no pasar por allí.
No había nubes, ni pájaros; la luna y las estrellas no se podían ver desde Taikí.
Sus habitantes estaban muy tristes y nadie sabía que hacer para recuperarlo.
Hasta que un día volvió la esperanza a todos.
Una estrella de color amarillo empezó a brillar.
La acogieron con tanto entusiasmo que la llamaron Esperanza.
Al día siguiente apareció otra estrellita y a esta la llamaron Alegría.
Poco a poco aquel agujero fue llenándose de más y más estrellas.
Nadie sabía porqué aparecían las estrellas,
pero pronto descubrieron que, cada vez que alguien hacía una buena acción,
surgía una nueva estrella.
Así encontraron la forma de recuperar su cielo perdido
y desde ese momento todos se dedicaron a hacer cosas buenas los unos a los otros.
Cuando dos personas hacían las paces, aparecía una estrella.
Cuando un niño ayudaba a poner la mesa, nacía otra estrella.
Cuando un vecino compartía lo que tenía con otros, otra más aparecía.
El agujero oscuro poco a poco se fue llenando de brillantes estrellas.
Taikí estrenaba un nuevo cielo y las nubes y los pájaros volvieron a cruzarlo.
El sol volvió a lucir en lo alto.
Toda la ciudad se vistió de fiesta y celebraron con alegría el acontecimiento.
El mundo entero supo la buena noticia
y Taikí dejó de ser conocida como la ciudad sin cielo,
para ser conocida ahora como la ciudad que tenía el Cielo en la Tierra.
Así encontraron la forma de recuperar su cielo perdido
y desde ese momento todos se dedicaron a hacer cosas buenas los unos a los otros.
Cuando dos personas hacían las paces, aparecía una estrella.
Cuando un niño ayudaba a poner la mesa, nacía otra estrella.
Cuando un vecino compartía lo que tenía con otros, otra más aparecía.
El agujero oscuro poco a poco se fue llenando de brillantes estrellas.
Taikí estrenaba un nuevo cielo y las nubes y los pájaros volvieron a cruzarlo.
El sol volvió a lucir en lo alto.
Toda la ciudad se vistió de fiesta y celebraron con alegría el acontecimiento.
El mundo entero supo la buena noticia
y Taikí dejó de ser conocida como la ciudad sin cielo,
para ser conocida ahora como la ciudad que tenía el Cielo en la Tierra.
jueves, 14 de diciembre de 2017
jueves, 7 de diciembre de 2017
viernes, 1 de diciembre de 2017
El televisor
El profesor les propuso a los alumnos hacer una redacción en la que explicasen en qué les gustaría convertirse y porqué.
Casi todos escogieron ser personajes de ficción, superhéroes o animales poderosos, también policías, bomberos o futbolistas.
Pero el más sorprendente fue un chabalito de nueve años que quería ser un televisor.
El texto del alumno comenzaba así:
"Si pudiera transformarme, como por arte de magia, elegiría ser un televisor, así ocuparía un lugar especial en casa,
mis padres me mirarían más,
me cuidarían mejor y
me escucharían con más atención.
Reuniría en torno a mí a todos los miembros de la familia,
todos callarían cuando yo hablase,
todos escucharían mis palabras,
y mi padre estaría atento a lo que cuento, aunque llegase agotado del trabajo.
Desearía que mi madre dejase lo que tiene entre manos,
que siempre es mucho, para dedicarme su tiempo sin prisas, relajadamente.
Desearía que no me mandasen a la cama a medio juego,
lo mismo que ellos no se van a media película.
Y que mis hermanos se peleasen por estar a mi lado.
Me gustaría poder divertirlos a todos".
El profesor reflexionó sobre las veces que la tele se ha convertido en "el niño mimado". En torno a él se realiza la vida, se cambian horarios....
Cuando este "hijo" está en marcha, todo pasa a un segundo plano.
Se suele usar también como "morfina", cuando vienen a casa amigos o familiares.
Recordó también el profesor su infancia, en ella no tenía más televisión que los libros para leer, la imaginación para soñar, y el cariño de los padres y los hermanos para conversar.
Todo ahora le pareció mas pobre, todo masticado, con más dificultades para inventar y soñar.
Los padres, pensó, a veces pierden el tiempo con cosas que no aportan nada, descuidando lo importante.
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