jueves, 1 de julio de 2010

El bizcocho

La abuela estaba muy atareada confeccionando un rico bizcocho, mientras su nieto no hacía otra cosa que quejarse por el mal día que había tenido.
Se quejaba por las exigencias del maestro, por el trato con los compañeros, y luego en casa su padre le había reñido y con su hermana se había enfadado.
Todo parecía irle mal.
Después de escucharle atentamente, la abuela le preguntó si quería la merienda.
- ¡ Pues claro que sí !, contestó el niño.

  
 - Toma, le dijo, aquí tienes un poco de aceite de oliva.
 - No quiero eso, abuela.
 - ¿ Qué te parece, entonces, un par de huevos crudos ?.
 - Aj.... eso tampoco.
 - Pues.... ¿ Prefieres un puñado de harina de trigo, o un poco de levadura ?.
 - ¡ Pero abuela !, ¿ Te has vuelto loca ?. Todo eso sabe horrible.
 A lo que la abuela responde:
 - Sí, todas esas cosas no gustan si se toman por separado y en crudo, pero si las pones todas juntas, en la forma adecuada, las amasas y les das calor, forman un riquísimo bizcocho.
Es lo mismo que te ha pasado hoy a ti, has tenido que afrontar situaciones difíciles, crudas, pero tienes que aprender a canalizarlas. Muchas veces la vida trabaja así, pone las cosas en un orden que desconocemos, para que trabajemos en ellas y a la larga se verá que el conjunto es maravilloso.
Lo que nos toca vivir es por un motivo especial, todo es para bien, todo es bueno y nos hace crecer, igual que este rico bizcocho que ahora nos vamos a merendar.

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