jueves, 28 de junio de 2012

Quiero paz

Quiero paz, pero no la tengo porque en el trabajo no paro de la mañana a la noche, los clientes a veces se ponen impertinentes y solo espero la hora de volver a casa, pero cuando por la noche regreso a casa, con ganas de descansar, mi hija pequeña, de año y medio no me deja ni ir al baño porque quiere jugar conmigo, no entiende que estoy cansado.
Mi mujer siempre tiene alguna cosa que pedirme, o me aturde con sus conversaciones de cómo ha pasado el día.
Mi padre también me molesta algunas veces y entre clientes, padre, hija y esposa me tienen loco.
Quiero paz, lo único bueno es el sueño, al cerrar los ojos siento un gran alivio de olvidarme de todo y de todos.
- Hola, vengo por ti.
- ¿Quién eres?. ¿Cómo entraste?.
- He sido enviado a buscarte y llevarte. Fueron escuchadas tus quejas y, tienes razón, es hora de descansar.
- Pero no es posible, para eso tendría que estar......
- ¡En pie!. Ya lo estás. Ya no te preocuparás más por ver a la misma tediosa gente, ni aguantar a tu esposa ni sus conversaciones, ni te molestará más tu niña, ni volverás a escuchar los consejos trasnochados de tu padre. 
- ¿Pero, que va ha pasar con todo?.
- No te preocupes. En tu empresa ya contrataron a otro para ocupar tu puesto, y por cierto, está muy feliz porque estaba en el paro. A tu esposa le fue dado un buen hombre que la quiere, respeta y admira por sus cualidades y, además, se preocupa por tu hija, y por muy cansado que llegue del trabajo, le dedica tiempo para jugar con ella y son muy felices.
- ¡No!, ¡No puedo estar muerto!.
- Lo siento, la decisión ya fue tomada.
- Pero...,eso significa que jamás volveré a besar la mejilla de mi niña, ni a decirle "te amo" a mi esposa, ni darle  un abrazo a mi padre. No, no quiero morir, quiero envejecer junto a mi mujer, no quiero morir todavía.
- Eso es lo que querías, paz, descansar, pues ahora ya tienes tu descanso y eterno. Duerme para siempre, en paz, en paz....
- ¡No!, ¡No quiero!, ¡No quiero!, ¡Por favor!, ¡No!, ¡No!.
- ¿Qué te pasa, cariño?, creo que tienes una pesadilla.
Dijo mi esposa despertándome.
- No, no fue una pesadilla, fue otra oportunidad para disfrutar de ti, de mi pequeña de todo lo que tengo. ¿Sabes?, estando muerto ya nada puedes hacer y estando vivo  puedes disfrutar todo. ¡Qué bello es vivir!.

lunes, 18 de junio de 2012

Cielo - infierno



Una persona, en cierta ocasión, pidió a Dios poder conocer el cielo y el infierno y Dios le permitió viajar hasta ellos. 
Lo que contempló en el infierno fue sorprendente:
Había un salón, con mesas llenas de toda clase de manjares, pero allí todos andaban angustiados porque estaban muertos de hambre, el sufrimiento era terrible y estaban desesperados. ¿Cómo podía ser aquello?.
Vio que cada uno tenía en sus manos unas cucharas con el mango muy largo del que nunca podían desprenderse cuando iban a comer, el mango era más largo que sus brazos y no podían llevar a la boca los alimentos, por eso la desespera-
ción de aquella gente era total.
Esa misma persona fue llevaba después al cielo, y cual sería su sorpresa cuando descubrió que en el cielo ocurría lo mismo que en el infierno, la estancia era
idéntica, también la amplia sala, los manjares exquisitos,las mismas cucharas con los mismos mangos larguísimos en las manos, pero....
en el cielo era todo alegría y sosiego, todos estaban felices y bien alimentados, se respiraba la felicidad.
¿Dónde estaba la diferencia?.
Pues, mientras en el infierno cada uno quería tomar de su propio alimento y comer de su propia cuchara sin conseguirlo, aquí en el cielo aprendieron a alimentarse mutuamente; allí no eran capaces de compartir, aquí en cambio cada uno piensa primero en el hermano y lo alimenta con su propia cuchara, estando así perfectamente alimentados, y gracias a esta generosidad gozaban de una fiesta constante.

miércoles, 13 de junio de 2012

viernes, 8 de junio de 2012

La liebre solidaria


La amargura tan absoluta de aquel hombre venía por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas, al parecer ya nadie le importaba a nadie.
Un día dando un paseo por el monte vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por si mismo.
Le impresionó tanto este hecho que regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.
Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía y la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales se dijo:
- No está todo perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de ese modo, mucho más lo haremos las personas.
Y decidió hacer la experiencia, se quedó en un rincón esperando que pasara alguien y le diera lo que necesitase, pero el tiempo transcurría y nadie se acercó en su ayuda.
Entonces se convenció completamente de que la humanidad no tenía el menor remedio; sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del avandono, y su corazón estaba desgastado.
Fue en ese momento cuando escucho una hermosa voz muy dentro de el que le dijo:
- Si quieres encontrar a tus semejantes y sentir que todo ha valido la pena,
si quieres seguir creyendo en la humanidad y ver a los otros como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre.

domingo, 3 de junio de 2012

Perla 89

  
                    A       
                       LA                   
                             PEREZA
LE                                           
   SIGUE
              LA                                               
               POBREZA