La clase versaba sobre las ostras y las perlas.
Recordé que la perla que alberga una ostra en su interior es el resultado de la entrada de una sustancia extraña en su interior, como un parásito, o un granito de arena.
En la parte interior de la ostra se encuentra una substancia lustrosa llamada nácar y cuando el parásito o la arena penetra, las células del nácar comienzan a trabajar y cubren al infiltrado con capas y más capas de nácar para proteger el indefenso cuerpo de la ostra.
Como resultado una linda perla se va formando.
Una ostra que no fue herida no produce perla, pues la perla es la herida cicatrizada.
Mi amiga es como la ostra herida por el engaño, se ha sentido acusada por cosas que no ha hecho, ha sido mal interpretada y se ha visto rechazada con palabras crueles.
Después de escucharla le dije con cariño:
- Produce perlas.....,cubre tus heridas con varias capas de amor; no des lugar al resentimiento, dejando las heridas abiertas, sin cicatrizar.
Hay muchas personas vacías como la perla que no ha sido herida, porque no han sabido cultivar su perla, que no pueden perdonar o comprender, ni dejar el pasado atrás.
Siempre es hora de cultivar nuestra perla, de transformar el dolor en amor.
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