Manos que dan,
Manos que piden,
Manos que trabajan,
Manos que acarician,
Somos manos en la vida y en la Iglesia
cuando damos generosamente,
cuando las utilizamos para ayudar a todo el que nos necesita,
como hace Jesús con nosotros,
o cuando damos una caricia sin esperar nada a cambio.
Oración:
Que nuestras manos, Señor,
sean trabajadoras incansables a favor del bien propio y ajeno.
Que nuestras manos transmitan siempre
calidez, cercanía, paz,
Que sean instrumento útil para llevar a cabo tu voluntad.